Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

VIOLENCIA, IMPUNIDAD Y SOBERANIA NACIONAL

La realidad nacional es más terca y agresiva que, como pueblo, quisiéramos que desaparezca de nuestra vida cotidiana, la aspiración de vivir en paz y con tranquilidad, cada día que pasa, se ve remota, compleja y enredada como la bola de estambre de la Abuela.

Por Enrique Díaz Terán Capaceta

CRIMEN Y CASTIGO Fiòdor Dostoyevski

La violencia, la impunidad y soberanía nacional, es una triada que van estrechamente agarradas de la mano bajo el manto de la violación fragante de los derechos humanos y los tratados internacionales que en esta materia tiene México signado con países del mundo.

El abuso de poder de los gobiernos en turno en nuestro país, históricamente manifiestas, por lo menos, desde el periodo posrevolucionario, contra las grandes manifestaciones o movilizaciones de inconformidad de los diferentes sectores sociales que, ante las crisis cíclicas recurrentes, económicas, que reventaban en lo político, desempleo, carestía, falta de libertades democráticas, entre otros componentes sociales, el castigo a los responsables ha sido bañado hasta la fecha, por la omisión y la impunidad cómplice de estos crímenes de Estado.

Nos referimos a múltiples actos de represión, asesinatos, desapariciones que desde mediados de los años 60s del siglo pasado, contra las luchas de los médicos, el movimiento estudiantil del 2 de Octubre del 68, el halconazo del 71, Ayotzinapa y muchos eventos más en donde las fuerzas represoras del Estado Nacional han y siguen interviniendo en otros hechos violatorios a los derechos humanos. Son eventos, ya reconocidos por todos los poderes de la nación, la intervención de los cuerpos o corporaciones, como son las policías municipales, estatales y federales, el ejército y la marina, con la corona escurriendo sangre inocente, la intervención conjunta y cómplice con el crimen organizado.

¿Qué está pasando actualmente en nuestro país con la violencia, crímenes, desapariciones forzadas, desplazados por la violencia, feminicidios, infanticidios, venta de órganos a toda hora del día y en cualquier lugar público o en lo privado, sin olvidar los asesinatos de líderes sociales, defensores de los derechos humanos y periodistas? ¿Cuál es el plan estratégico del régimen actual para enfrentar y erradicar este estado de violencia e inseguridad heredado del antiguo régimen y que sigue sin topes?

A estas grandes interrogantes se vislumbran algunas lucecitas acompañadas de grandes apagones. AMLO, oficialmente planteo, a inicio de su gobierno un Plan de contención del desborde de la corrupción y del estado de violencia, contra el crimen organizado y los de cuello blanco, sintetizado en el eslogan “Abrazos no balazos”, desde luego, abriendo inmediatamente, el debate, unos apoyando absolutamente su estrategia de búsqueda de la paz y la tranquilidad de los mexicanos, la nueva oposición, la derecha, manifestando su rechazo rotundo, otros, incrédulos , a la expectativa de los resultados.

En la estrategia de seguridad nacional se planteó que el ejército y la marina se regresarían a sus cuarteles, se forma la Guardia Nacional para garantizar la seguridad ciudadana, la inseguridad en las calles y en todo lugar siguió cobrando facturas, los cárteles respondieron con estrategia y poderío de armamento de alto calibre, recordemos “el culiacanazo” y otros eventos, fue un gran apagón a esa lucecita que se asomaba por la paz y tranquilidad. La impunidad es alarmante, pues, más del 95% de los delitos están sin castigo.

El cambio de riel en cuanto a incorporar a la Guardia Nacional al ejército para que estos regresen a las calles a desarrollar acciones de seguridad pública, casi a la par se recibe otro apagón a esta lucecita, muy cuestionada, por propios y los contras de la oposición, con la infiltración o hackeo al sistema de información de seguridad nacional contenida en los archivos de la SEDENA, por un grupo de hacker autollamados “Guacamaya”.

La Soberanía Nacional, que radica en el pueblo, históricamente ha sido violentada, con permisiva complicidad por los gobiernos del antiguo régimen, está documentado que el expresidente Luis Echeverría Álvarez, entre muchos más, era un informante o pelele de la CIA, que junto a la DEA, son tentáculo que utiliza los Estados Unidos de Norteamérica para intervenir política y militarmente en los países del mundo, provocando inestabilidad y guerras para su negocio de la venta de armas a las partes en conflicto.

Por último ¿A quién favorece que la violencia, el narcotráfico y sus pugnas entre cárteles continúen?, efectivamente, a la economía de las armas, a la gran industria guerrerista con poder económico y político que se fortalece en el imperio de Norteamérica, pues, estos son los que arman a los diferentes grupos delictivos para que se enfrenten entre ellos, violando nuestra Soberanía con ese tráfico de armas, además le vende al gobierno nacional para que responda a la delincuencia organizada, negocio redondo. ¿Hasta cuándo defenderemos nuestra Soberanía Nacional que se sustenta en el pueblo?