Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

¡No a la planta de amoniaco en Topolobampo!

Es un grito que se empieza a hacer más fuerte en el Noroeste de la República y que empieza a escucharse en la embajada de Alemania en México y genera el interés de algunos medios europeos, así como medios locales que son afines a la 4T.

Autor ISABEL DORADO AUZ

Aun así, el presidente intuye, y así lo expresa, que hay grupos de interés que están financiando al movimiento generado en defensa de la Bahía de Ohuira. Él, como persona allegada al Pueblo, podría corroborar sus dichos si se da la oportunidad de visitar las tres comunidades indígenas que luchan por su economía y por su derecho a no poner en riesgos sus vidas en caso de que el capricho de los oligarcas locales se imponga y sobrevenga, en un futuro alguna catástrofe. Las comunidades de Ohuira, Paredones y Lázaro Cárdenas tienen mucho que decirle al presidente y solo piden la oportunidad de ser verdaderamente escuchados.

Está muy presente el recuerdo de la tragedia de El Carrizo, una comunidad del municipio de Ahome donde, hace casi dos décadas, murieron 38 personas a causa de un accidente entre una pipa cargada de amoniaco con un camión de pasajeros. No solo eso, en Guamúchil, otro municipio de Sinaloa, hace poco más de una semana, los asistentes de la Expo Feria Canaco tuvieron que ser desalojados al percibirse un fuerte olor a gas amoniaco que se fugó de una planta de hielo cercana, lo que provocó el caos y la intoxicación de 11 asistentes. En agosto de este año, murieron dos personas en el municipio de Culiacán y 29 resultaron intoxicados debido a la fuga de amoniaco de un viejo cilindro en un taller de herrería. En los tres casos estamos hablando de pequeños depósitos, pero hubo una alerta mayor, hace unos cuantos días, en Nanchital, Veracruz donde más de 300 habitantes de cinco colonias de este municipio fueron desalojados durante la madrugada por una fuga de amoniaco en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que abastece de ese gas a las plantas de Pro-Agroindustria, ubicadas en Coatzacoalcos, en el sur de Veracruz

Topolobampo es un puerto del golfo de California donde, dicen los que saben, fue el sitio de la primera colonia fundada por socialistas utópicos venidos de Estados Unidos a finales del siglo XIX. Esta comunidad cuenta con una población superior a los 6,000 habitantes y la planta que pretenden instalar pone en riesgo no solo a esa población sino a las comunidades cercanas en las que están incluidas las poblaciones indígenas de Ohuira, Paredones y Lázaro Cárdenas. La planta pretende producir 2,200 toneladas diarias de amoniaco anhidro, lo cual representa un riesgo permanente. Entiendo que es necesario que el país produzca sus propios fertilizantes, aunque me gustaría más desterrar el uso de agroquímicos en nuestra producción de alimentos, pero no entiendo porque el presidente está empeñado en impulsar un proyecto que él no diseñó y que es una herencia del sistema neoliberal. Una planta que él sabe tendrá un impacto ambiental negativo, que está en terrenos que forman parte del territorio indígena y que afectará la economía de todas esas personas cuya principal actividad económica es la pesca.

No hace mucho, durante el desarrollo de una de las mañaneras, el presidente bromeó diciendo que se estaba convirtiendo en neoliberal. Como broma, hasta se aplaude, la triste realidad es que la planta de amoniaco presenta los mismos vicios de antaño, los oligarcas locales asociados a grandes empresas trasnacionales que buscaron el lugar más barato para producir amoniaco sin importarles poner en riesgo la vida de miles de habitantes alrededor de ese lugar.

La lucha va a continuar y seguiremos apoyando desde nuestra trinchera. Es un movimiento pacífico y no queremos que se imponga la razón de la fuerza por encima de la fuerza de la razón. Los neoliberales, en tiempos de la 4T, tienen como preso político a un indígena acá en Sonora, Fidencio Aldama, por oponerse a un gasoducto neoliberal. No solo pedimos su liberación, sino que no se recurra a estas prácticas neoliberales para reprimir a quienes ya están recibiendo amenazas por atreverse a defender un lugar sagrado, la bahía de Ohuira.

Que el discurso de la 4T corresponda con los hechos, ¡Solo el Pueblo puede defender al Pueblo!