Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

AUTOR: Isabel Dorado Auz

Decía en otra colaboración que es fundamental la apertura de los medios para que haya una verdadera democracia en nuestro país y eso significa que el Pueblo tenga acceso a toda la información pertinente sobre el quehacer político para que tome las mejores decisiones.

Sin embargo, se sigue presentando la autocensura cuando de movimientos sociales críticos se trata y, también, una cargada mediática al viejo estilo, razón por la cual Morena sigue cosechando gubernaturas y se perfila para convertirse en la vieja maquinaria priista que arrasaba en las elecciones.

La “oposición” sigue secuestrada por pequeños grupos de interés, que son los que siguen tomando las decisiones importantes dentro de los partidos. Decisiones que perfilan una derrota aplastante de todo el aparato mediático frente al candidato que surja de las filas de Morena.

Siguen creyendo, los otrora omnipresentes poderes fácticos, que con la misma fórmula darán la pelea. Siguen empeñados en denostar más que en proponer algo verdaderamente alternativo. Los candidatos son, en la mayoría de los casos cartuchos quemados, quienes están siendo derrotados, en ocasiones, por candidatos sin una verdadera trayectoria política.

El poder mediático quiere imponer condiciones como antaño y se niega a aceptar la cruda realidad. Aunque son cada vez menos, todavía persisten algunos medios en la práctica de negarle voz a movimientos sociales que cuestionan. Periodistas que parecían grandes promesas de un buen periodismo han tenido que aceptar las obsoletas políticas impuestas por los medios convencionales que no quieren evolucionar.

Se perdió la mística y la razón de ser de lo que verdaderamente implica un medio de comunicación, ser un instrumento de difusión de las ideas para que la población genere su propio criterio y eso no significa que tienen que ser suaves con quienes consideren adversarios, pero si darles la oportunidad de que se defiendan.

Un buen periodista se puede dar el lujo de ridiculizar a un político o a un líder social, pero debiera estar prohibido el no conceder entrevistas a quienes si tienen argumentos sólidos.

Esa fue la práctica del PRI durante décadas y solo el surgimiento de las redes sociales logró equilibrar un poco la balanza.

Se acerca el día en que solía celebrarse la libertad de expresión en México. Yo solo pediría a aquellos “buenos” periodistas que no se atrevan a felicitarse, mucho menos hacer alarde de que toman en cuenta a todas las voces, mientras permitan que les impongan vetos. Jamás podrán ser ejemplo para la sociedad, aun y cuando logren disfrazar esos pequeños prietitos en el arroz.

Quizá, será por eso que me hace recordar a Fausto Soto Silva que se atrevió a dar noticias a teléfono abierto. Desde aquellos tiempos se extrañan los debates cotidianos y hoy solo se recurre a los “expertos”, quienes en la mayoría de los casos tienen una visión muy parcial de lo que realmente ocurre en la realidad.