“La captura de los sediciosos”: La caída del Movimiento de Acción Revolucionaria en Xalapa, Veracruz
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Introducción: El 16 de febrero de 1971, una escuela de cuadros del Movimiento de Acción Revolucionaria, organización político-militar fundada por un grupo de estudiantes mexicanos que asistían a la Universidad de los Pueblos Patricio Lumumba en Moscú, es descubierta en la ciudad de Xalapa, Veracruz después de que el propietario del departamento, Casimiro Hernández Corona, decidiera investigar por cuenta propia a sus misteriosos inquilinos, los cuales casi nunca salían del cuarto, no interactuaban con los vecinos, habían tapado con periódico las ventanas que daban a la calle y, principalmente, porque quien había rentado el departamento, Fernando Pineda Ochoa, ni siquiera se encontraba habitando el departamento.
Autor: GERARDO ALARCÓN CAMPOS
Lo que en un principio parecía una redada hacia una guarida de asaltabancos se convirtió en noticia nacional, pues aquella organización político-militar había recibido entrenamiento en Corea del Norte, razón por la cual, el Estado mexicano y los medios de comunicación al unísono acusaron a los militantes del MAR de traición a la patria.
Sin embargo, el MAR formaba parte de una oleada de organizaciones que se conformarían en México como producto final de una serie de agravios y conflictos sociales al interior del país, así como del choque teórico y táctico dentro de los partidos de izquierda, factores que establecen un punto de inflexión para aquellos sectores movilizados dentro de los principales movimientos estudiantiles/populares y para los militantes de los partidos socialistas, quienes al ver cerrada toda vía legal para la resolución de los conflictos sociales y al ver la incapacidad de los partidos para formar un movimiento revolucionario, deciden organizarse en grupos político-militares para desarrollar por la vía armada la revolución socialista en México.
Orígenes:
El Movimiento de Acción Revolucionaria nace en el año de 1966 por iniciativa de Fabrico Gómez Souza, Leonardo Mendoza Sosa, Camilo Estrada Luviano y Alejandro López Murillo, estudiantes mexicanos que se encontraban becados por la Juventud Comunista del PCM en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, en la Unión Soviética. En esta universidad, jóvenes provenientes de los países del tercer mundo se capacitaban académica y técnicamente en diversas carreras y oficios mientras compartían diferentes experiencias políticas, siendo las más importantes, las diferentes luchas de liberación nacional que en ese momento se desarrollaban tanto en Asía como en África y América Latina.
Dicho ambiente propició dentro del grupo de estudiantes, el interés por estudiar las condiciones socio – económicas de México, llevándolos a concluir que, el creciente autoritarismo junto con la acelerada crisis económica y el ascenso de los movimientos de liberación principalmente en América Latina a consecuencia de la victoria de la revolución cubana, hacían inevitable el estallido de una revolución socialista en México. Para iniciar dicha revolución era necesario consolidar una organización político – militar que mediante la lucha armada derrocara al autoritario régimen mexicano y cimentara las bases de una transformación de tipo socialista (Oikón, 2008).
Para lograr este objetivo, los fundadores del MAR veían como una necesidad que la organización contara con el apoyo internacionalista de los países del bloque socialista. Buscaban que los futuros guerrilleros mexicanos recibieran instrucción política y entrenamiento militar de algún país perteneciente a este grupo para así poder contar con revolucionarios profesionales y no con una fuerza improvisada de combatientes (Oikón, 2008).
Sin embargo esta labor al principio se vio obstaculizada por la política de la “coexistencia pacífica” de Nikita Jruschov, la cual establecía que la lucha por el socialismo debía emprenderse exclusivamente mediante la vía parlamentaria para no poner en riesgo la inestable paz entre el bloque capitalista y el bloque socialista.
A consecuencia de esto, la línea política emprendida por los partidos comunistas alienados a los estatutos del Partido Comunista de la Unión Soviética estaba orientada a evitar a toda costa el desarrollo de acciones de confrontación que pudieran perturbar la paz, los tratados diplomáticos y alianzas estratégicas que el bloque socialista soviético mantenía con algunos países del bloque capitalista.
Gracias a esto los partidos comunistas llegaron a ejercer labores de espionaje interno para detectar a posibles elementos “desviados” que estuvieran en contra de la línea política general del PCUS (Castañeda, 1980). Durante su estancia en la URSS, el grupo fundador del MAR debe cuidarse de sus propios compañeros pertenecientes a la Juventud Comunista del PCM, ya que estos operan como espías y delatores con la encomendada labor de denunciar a todos los elementos que incurrieran en acciones “anti partido”:
“Clandestinos desde entonces, se tenían que reunir en los bosques que rodeaban a la Lumumba, como medida de seguridad ante la actividad abierta de los orejas de la embajada mexicana y su lista negra, cuidándose de la Juventud Comunista y los refugiados españoles que trabajaban ahí desempeñando el papel que les había sido encomendado por gentes ufanadas en impedir cualquier actividad política fuera de su control; empeñados todos en una santa cruzada contra los elementos “anti partido”, como les decían a quienes no militaban en la Juventud Comunista o en el Partido, pero realizaban actividades políticas contrarias a la línea general que mantenían en la universidad.” (Castañeda, 1980, p 42 – 43)
Viendo el MAR que no puede confiar en el PCM ni en el PCUS para recibir el apoyo y entrenamiento necesario para construir una organización política – militar, deciden tocar las puertas de las embajadas de Cuba, Argelia, Vietnam y China. Cuba se negaría a prestar el entrenamiento al MAR, bajo el argumento de que dicha acción dañaría las excelentes relaciones diplomáticas que mantiene con México, quien además es su principal aliado dentro de la Organización de Estados Americanos. Vietnam tampoco prestaría su ayuda ya que en ese momento todos sus esfuerzos se encontraban enfocados en la guerra que sostenía contra los Estados Unidos. Argelia no dio respuesta alguna. En el caso de China, si bien la respuesta fue positiva, este apoyo estaba condicionado a un sometimiento del grupo armado a los intereses del gobierno chino, lo cual implicaba difundir el pensamiento maoísta y el órgano informativo oficial de propaganda Pekín Informa, condiciones que el MAR rechazaría (Pineda, 2003). Pero sería gracias a los contactos en China que el MAR establece comunicaciones con Corea del Norte, quienes aceptan entrenar al grupo armado tanto política como militarmente.
Para finales de 1968, el MAR ya había reclutado a más estudiantes de intercambio radicados en Moscú y estudiantes provenientes en su mayoría de Michoacán y Chihuahua. La mayoría de estos estudiantes provenían de la Juventud Comunista del PCM y al igual que en el caso de otros grupos, deciden salirse de las filas de esta organización por la estrategia estoica que mantenían frente al autoritarismo mexicano.
Ya en Corea del Norte, el MAR se entrenan militarmente en técnicas de combate cuerpo a cuerpo como el karate y el judo, manejo de armas ligeras y pesadas, uso de explosivos, técnicas de demolición, radiotelefonía, comunicaciones y estrategia militar. (Castellanos, 2008). Militarmente hablando, el MAR sería la organización mejor entrenada y capacitada, recayendo su instrucción en militares profesionales que con anterioridad habían combatido contra los Estados Unidos durante la Guerra de Corea.
Políticamente, Corea del Norte decidió no intervenir en la configuración del plan político con el cual el MAR pretendía realizar la revolución socialista mexicana. Si bien parte de la instrucción política que el grupo recibiría en Corea del Norte retomaba las enseñanzas militares adquiridas durante el desarrollo de la Guerra de Corea y abordaba los puntos principales de la teoría política de Kim Il Sung, el Zuche, los asesores norcoreanos consideraban que era trabajo del MAR crear una estrategia acorde a las condiciones específicas que radicaban en México, pues como mexicanos debían conocer mejor que nadie los problemas particulares del país:
“Aplicando una formula sencilla, apuntaban: nosotros les transmitimos nuestra experiencia y ustedes asimilen para su provecho lo que creen conveniente. Ustedes deben conocer los problemas del país de origen y, evidentemente, iniciarán y culminaran junto al pueblo y otros combatientes la utopía renovadora” (Pineda, 2003, p 49).
En base a esto, la estrategia que el MAR se propone a realizar está orientada a la realización de una revolución democrático-popular por su forma y socialista por su contenido (Pineda, 2003). Por democrático popular se entiende como el empoderamiento de las clases trabajadoras mediante la constitución de un partido que, una vez que haya triunfado la revolución armada, vaya construyendo nuevas instituciones orientadas a representar a los intereses de la clase trabajadora. Pero este empoderamiento está orientado a destruir las relaciones de opresión del sistema capitalista, desencadenando con esto transformaciones radicales en el orden social, político y económico, orientadas a la construcción del socialismo.
En cuanto a su estrategia militar, el MAR contempla la creación de focos armados en el campo que actúen en coordinación con los comandos en las ciudades. Las labores de lo que ellos denominarían como Ejercito Popular sería politizar y entrenar a las clases trabajadoras del campo e iniciar acciones de resistencia y combate contra el Estado, mientras que las labores del comando urbano, sería el de la recopilación mediante expropiaciones de recursos económicos y materiales, así como el desarrollo de actividades de sabotaje.
El MAR también consideraba importante la unión y alianza entre las diferentes organizaciones político militares que surgieran en el país como una forma de unir esfuerzos y compartir conocimientos, experiencias y recursos para consolidar la revolución en poco tiempo. (Oikón, 2008). Sin embargo, la prematura detección de esta organización suspendería en una etapa muy temprana el desarrollo de dichas tareas.
El Museo Marino:
En agosto y septiembre de 1970 llegarían a México los últimos dos grupos de militantes del Movimiento de Acción Revolucionaria provenientes del Corea del Norte. A su llegada, la dirección del MAR delega tareas a sus miembros con el objetivo de comenzar formalmente las operaciones de la organización político–militar. Estas tareas consistían en la ejecución de las primeras expropiaciones para obtener recursos económicos, la renta de casas de seguridad para establecer escuelas de entrenamiento para futuros militantes y la exploración de zonas rurales para establecer focos armados.
Para esto, la dirección del MAR crea cuatro secciones: expropiación, reclutamiento, exploración y educación. La comisión de expropiación es la primera en comenzar a operar, pues la obtención de recursos para la organización era vital para comenzar a emprender las tareas fijadas en su programa político. Es así como el 19 de diciembre de 1970, un comando del MAR realiza un asalto contra un empleado del Banco de Comercio de Morelia con el cual obtienen 84 mil dólares en efectivo.
Con este dinero se comienzan a establecer escuelas de entrenamiento en Guanajuato, Ciudad de México, Acapulco y Michoacán mientras la comisión de exploración realiza labores de reconocimiento en la sierra de Chihuahua y Sonora para encontrar un lugar perfecto para la instalación del grupo armado rural. Si bien la comisión de exploración no tuvo éxito para establecer el núcleo armado, las tareas de la comisión de reclutamiento estaban logrando sus primeros frutos, logrando incorporar paulatinamente a pequeños grupos de simpatizantes que comenzarían su entrenamiento político – militar en las escuelas de formación.
Sin embargo, un trágico accidente cambiaría todos los planes. El 8 de enero de 1971, mientras el grupo encargado de la escuela de entrenamiento de Salamanca, Guanajuato se disponía a entrenar a los nuevos reclutas en el manejo de armas de, Manuel Arreola Téllez muere al manipular un rifle calibre .22 que se disparó accidentalmente, hiriéndolo en el pecho. Manuel es dejado en la Cruz Roja de la ciudad y se activan los protocolos de seguridad de la organización. Alejandro López Murillo, encargado de la dirección nacional del MAR sería destituido de su puesto a raíz de este incidente siendo sustituido por Fabricio Gómez Souza.
A Fernando Pineda Ochoa, se le encomienda la tarea de encontrar una nueva casa de seguridad en donde establecer la escuela. Después de visitar Chapala, Jalisco y Pachuca, Hidalgo, Pineda Ochoa llega a Xalapa, Veracruz, donde ya con el tiempo encima, busca a toda costa una casa que pudiera servir para establecer la escuela de formación.
En Xalapa, Pineda Ochoa llega al edificio localizado en el No. 121 de la calle Victoria esquina con Vicente Guerrero, en pleno centro histórico de la ciudad. En dicho lugar, se localizaba un enorme inmueble que en su momento albergaba las instalaciones del baño termal llamado el Museo Marino, una tienda de abarrotes y unos pequeños departamentos, todo ello, propiedad de Casimiro Hernández Corona. De acuerdo con su libro testimonial, En las profundidades del MAR, Fernando Pineda Ochoa relata que al momento de su llegada, Casimiro Hernández Corona, se encontraba en proceso de negociación para la renta de un departamento. Pineda Ochoa menciona que: “El inmueble estaba instalado en un segundo piso no propio para lo que iba a ser utilizado. Tratando de asegurar el arrendamiento ofrecí un monto mayor a la oferta y pagué por adelantado tres meses de renta”.
Bajo el argumento de necesitar la casa con urgencia por cuestiones laborales, Pineda Ochoa le ofreció al hijo de Casimiro, Mario Hernández, la cantidad de mil setecientos pesos. El casero accedió a la oferta y rentó el departamento a nombre de Mario Fernández, nombre que Pineda Ochoa utilizaría para firmar el contrato de renta. Sin embargo, las sospechas de Casimiro y Mario Hernández comenzaron a despertar en el momento en el que Pineda Ochoa no vuelve a aparecer en el lugar una vez hecha la renta, llegando a ocupar la casa cuatro jóvenes, dos mujeres y dos hombres, cada uno con su respectivo equipaje, algo que no concordaba con la coartada que Pineda Ochoa le había dado a los caseros.
El 20 de enero de 1971, Rogelio Raya Morales conduciría a los nuevos reclutas del MAR: Ana María Parra de Tecla, Berta Vega Fuentes y Carlos González Navarro al departamento del 121 de la calle Victoria. La Dirección Nacional del MAR tenía contemplado que el curso de formación tomara un lapso de dos meses, comisionando a Fernando Pineda Ochoa, Armando González Carrillo, Ángel Bravo Cisneros, Ramón Carmona Medel y al líder de la organización, Fabricio Gómez Souza, como los profesores que impartirían las clases de manejo de armamento, explosivos, realización de sabotajes, operación de equipo de radiocomunicación y en estrategias básicas de guerra de guerrillas. Académicamente, se formaba a los militantes en el pensamiento marxista-leninista, en sus principios filosóficos, políticoideológicos y económicos (Pineda, 2003).
La rutina cotidiana dentro de la escuela consistía en el inicio de actividades a las 9 de la mañana con la realización de ejercicios físicos, posteriormente se procedía a la impartición de las diferentes clases, la comida, el repaso de las lecciones aprendidas durante el día y se concluía con la sintonía de Radio Habana Cuba para mantener informados a los reclutas sobre las principales noticias acontecidas en el isla (Carrasco y Velázquez, 2010).
Las actividades en la escuela trascurrirían con normalidad por dos semanas hasta que los caseros y vecinos comenzaron a notar sospechosos ciertos comportamientos y actitudes de los inquilinos del departamento: la ausencia de una mudanza para amueblar el departamento, la llegada constante de personas desconocidas en vehículos con placas de otros estados, las ventanas cubiertas de periódico y plástico para obstaculizar la visión dentro del inmueble y la actitud reservada de los inquilinos, los cuales casi nunca salían del departamento con la excepción de Ana María Parra de Tecla, quien tenía la labor de conseguir los víveres (Carrasco y Velázquez, 2010).
“La captura de los sediciosos”:
El reciente asalto a un banco en la Ciudad de México llevó a Casimiro Hernández a concluir que los inquilinos de su departamento debían estar relacionados con dicho incidente, o estar implicados en actividades ilegales.
En su testimonio, Pineda Ochoa argumenta que, a su llegada a Lecumberri, la policía le informó que Casimiro Hernández fue ex director de la Policía Judicial del Estado de Veracruz, y que gracias a su experiencia policiaca, pudo detectar la actitud sospechosa de los inquilinos (Pineda, 2003). Sin embargo, Casimiro Hernández desde su juventud fue comerciante y posteriormente empresario.
Originario de Las Vigas, Veracruz, Casimiro llegaría a Xalapa donde comenzaría a trabajar como vendedor de pescado frito. Al fallecer su padre, Casimiro hereda la propiedad ubicada en la esquina de Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria, lugar donde establece el primer baño público de la ciudad, el “Museo Marino”, el cual ofrece hasta la fecha, el servicio de regaderas y baños de vapor. Posteriormente, Casimiro abriría una tienda de abarrotes y rentaría algunos cuartos del inmueble como departamentos. Pero si bien Casimiro no fue policía judicial, no puede descartarse la posibilidad de que, gracias a su oficio, este tuviera conocidos dentro de dicha corporación a los cuales le solicitaría su auxilio para investigar lo que ocurría en su departamento.
Cómo casero, Casimiro poseía una copia de la llave del departamento, y el 16 de febrero de 1971, aprovechando que sus inquilinos habían salido, decidió llamar a la Policía Judicial del Estado, con quienes entró al departamento. Grande fue su sorpresa al no encontrar la guarida de unos asaltabancos, pero sí radios de onda corta, manuales de entrenamiento para demolición con explosivos, documentos de la organización, una pistola Colt 1911, literatura marxista y un pequeño diagrama donde se mostraban los puntos débiles para derribar una torre de alta tensión. Ante la magnitud del hallazgo, la Policía Judicial notifica a la Dirección Federal de Seguridad.
Encabezados por el temible Miguel Nazar Haro los agentes federales toman la casa. Los primeros en ser detenidos en el lugar serían Armando González Carrillo, Ana María Parra de Tecla quien da a los policías el nombre falso de “Elisa González Trejo”, Bertha Vega Fuentes y Carlos González Navarro. La escuela operaba en condiciones modestas, pues por un error de logística, la comisión de reclutamiento no había podido conseguir el inmobiliario adecuado, solo había en el interior de la misma unos 2 colchones comprados en días pasados, maletas con pertenencias personales de los militantes y cajas con el material de estudio, una pistola y equipo de comunicación que utilizaban.
A base de torturas, los 4 detenidos son obligados a relatar sus antecedentes, la forma en la que entablaron contacto con el MAR y las actividades que realizaban tanto en las escuelas de formación de Salamanca como en la de Xalapa. Por su parte, Casimiro Hernández le informaría a la policía que aún faltaba Mario Fernández, cuyo nombre estaba en el contrato de arrendamiento de la vivienda.
Gracias a esta información, a partir del día 16 de febrero, la DFS establece una trampa dentro de la casa, ocupándola con agentes que aguardaban pacientemente dentro de la misma para detener a toda persona que cruzara la puerta. Ante la zozobra de los vecinos, quienes en un primer momento no sabían que ocurría, la DFS colocó agentes encubiertos que hacían rondines periódicos en la calle para detectar a cualquier sospechoso, colocó francotiradores en la azotea de la casa e incluso el propio Casimiro Hernández colaboraría con los agentes al darles aviso sobre la llegada de los individuos relacionados con el departamento.
Así ocurrió el día 18 de febrero, cuando al pasar por la tienda, Fernando Pineda Ochoa es reconocido por Casimiro Hernández, quien lo saluda de manera inusual. Al meter la llave y abrir la puerta, Pineda es jalado al interior de la vivienda por un agente armado con una ametralladora ante la mirada de los vecinos. Se le decomisan libros sobre estrategia militar guerrillera y un manual de economía marxista. Pineda Ochoa es torturado dentro de la casa.
El 20 de febrero, Fabricio Gómez Souza es detenido al cruzar la puerta de la casa. Había asistido a supervisar los avances del grupo. En su posesión, se encontraba un documento dirigido a los demás integrantes de la dirección nacional, en donde se trataban diferentes puntos sobre el manejo de la organización, los criterios de reclutamiento y la táctica armada, pues existía una discusión dentro del seno del MAR sobre el trabajo que se realizaba a nivel nacional y era necesario debatir dichas posturas para mejorar el trabajo de la organización. Dicha discusión jamás se llevó a cabo por las detenciones que sucederían a partir de ese momento.
El mismo día 20 es detenido Ángel Bravo Cisneros. El día 21 es detenido Ramón Carmona Medel, miembro del comando de expropiación que realizó el asalto al cajero del Banco de Comercio el 19 de diciembre de 1970. Ambos habían asistido para impartir cursos de instrucción a los alumnos. Al cortarse toda comunicación con Pineda Ochoa y Gómez Sousa, los miembros restantes comienzan a tener sospechas sobre una posible detención. Por esa razón Rogelio Raya Morales, Paulino Peña Peña y Octavio Márquez se dirigirían a Xalapa con la orden de investigar la casa y rescatar a sus compañeros.
El día 26 de febrero los tres llegarían a la casa a bordo de un automóvil Datsun. El plan de rescate consistía en que Raya Morales descendería del vehículo y tocaría la puerta preguntando por Mario Fernández, acto seguido, se tiraría al suelo para que Peña y Márquez abrieran fuego contra los ocupantes de la casa. Sin embargo, al acercarse a la puerta, Raya Morales es empujado al interior del domicilio por un individuo que momentos antes aparentaba leer un periódico a un costado de la casa. Del techo del edificio harían aparición dos agentes armados que apuntarían directamente hacia el vehículo. Peña y Márquez alcanzan a huir de la escena, pero Rogelio Raya Morales es detenido.
Las detenciones en Xalapa fueron el comienzo de una ardua labor de inteligencia con la cual, el Estado mexicano en menos de un mes, logra asestar un golpe casi mortal al MAR, logrando la detención de 19 guerrilleros a nivel nacional y el desmantelamiento de otras escuelas en la Ciudad de México y en Pachuca, Hidalgo.
Después de permanecer en calidad de desaparecidos por espacio de un mes, el 16 de marzo de 1971, los militantes del MAR son presentados ante los medios de comunicación, aún con las huellas de la tortura en sus cuerpos. El escándalo mediático es enorme, a casusa de su entrenamiento en Corea del Norte y sus expropiaciones económicas para conseguir fondos. El escándalo alcanzaría dimensiones diplomáticas al expulsar México a 5 diplomáticos de la Unión Soviética, los cuales no tenían ninguna relación con los integrantes del MAR y tampoco tenían conocimiento sobre el viaje que estos realizarían a Corea del Norte.
Los detenidos son trasladados a Lecumberri y a Santa Marta Acatitla. Del grupo de 8 capturado en Xalapa, algunos de ellos rectificarían su línea política y renunciarían definitivamente a la lucha armada. Otros retornarían a sus vidas cotidianas y otros como Ramón Carmona Medel y Ana María Parra de Tecla saldrían años después de la prisión y se integrarían de nuevo a la lucha armada, esta vez dentro de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Si bien, este golpe represivo fue duro, no represento el fin del MAR, ya que algunos de sus cuadros lograron evitar la detención y darían continuidad al proyecto colaborando con el Partido de los Pobres, organización con la cual consolidaría una organización armada dirigida de manera conjunta que se establecería en las huastecas veracruzana e hidalguense: el Frente Armado del Pueblo; Otro sector pasaría a formar parte de las filas de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Su incorporación a estos grupos reforzó sus capacidades militares, pues el entrenamiento en Norcorea sería aplicado en la realización de emboscadas al ejército en Guerrero y de expropiaciones y secuestros políticos en las principales ciudades del país.
Referencias Bibliográficas:
- Violencia y Resistencia: La guerrilla en Veracruz, 1970 - 2016: Gerardo Alarcón Campos.
- El Movimiento de Acción Revolucionaria: una historia de radicalización política. Verónica Oikon.
- En las profundidades del MAR (El oro no llegó de Moscú) Fernando Pineda Ochoa.
- México Armado 1943-1981: Laura Castellanos.
- ¿Por qué no dijiste todo?: Salvador Castañeda
- Breve historia del MAR: Hugo Velázquez y Leticia Carrasco.