Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

Julian Assange y el poder contrapuesto de la opinión pública

A primera hora de la noche del lunes, se escuchó un suspiro colectivo de alivio. A la 1:44 am llegó la tan esperada noticia: Assange estaba libre. El Tribunal Supremo del Reino Unido todavía tiene que emitir un fallo definitivo el 9 y 10 de julio, pero mientras tanto, Assange finalmente pudo salir de la prisión especial de Belmarsh (que se ha llamado el Guantánamo británico).

Autor: Vincenzo Vida

Su defensa logró que el Departamento de Justicia de Estados Unidos aceptara un acuerdo por el primer cargo del que se le acusa, a saber, conspiración para obtener información clasificada en virtud de la Ley de Espionaje de 1917. La pena que recibirá será la que ya haya cumplido. No hay que olvidar que el periodista australiano ha sido perseguido sin tregua desde 2010 y obligado a permanecer escondido en condiciones que equivalen nada menos que a tortura desde 2009.

Hay que elogiar al equipo legal que protege al periodista que se había convertido en el enemigo público número uno para los servicios de inteligencia del otro lado del Atlántico, que contó con la ayuda de Suecia, Ecuador en cierto momento y el Reino Unido, en sintonía con los EE.UU. como siempre, para cazarlo. Lo cierto es que en Estados Unidos el proceso de acusación se lleva al extremo: o aceptas un acuerdo con la fiscalía o te aplastan. No hay otra opción.

Los procesos reales no son como los que se muestran en Hollywood en los thrillers de moda protagonizados por Harrison Ford o Al Pacino. O eres muy rico y puedes permitirte pagar una fianza multimillonaria o llegas a un acuerdo. De lo contrario, solo queda el escenario reservado para los desposeídos: los encierran en una celda en condiciones inhabitables y tiran la llave.

Al final, Stella Moris, esposa de Assange y abogada, y el grupo de especialistas legales de su equipo, incluido el reconocido Baltasar Garzón (de la organización anticorrupción española Manos Limpias), que trabajan en un caso que hará historia, lograron persuadir a los fiscales estadounidenses para que redujeran los 18 cargos presentados contra el fundador de WikiLeaks a uno.

Este resultado supera las expectativas, sin duda gracias a la contribución del excelente equipo jurídico. Sin embargo, no habría sido posible sin la incansable actividad de las ONG, los comités FreeAssange, los movimientos y las organizaciones sindicales, incluida la Orden Nacional de Periodistas de Italia. Esta última contribuyó a allanar el camino para la concesión de múltiples premios profesionales a la labor de alguien que había sido relegado por la opinión pública desinformada a la vilipendiada categoría de “piratas”.

La verdad es que Assange es un periodista que merece premios, no una persecución obsesiva. Si publicar noticias de interés público, como relatos de guerras y crímenes relacionados con ellas, no se considera “periodismo real”, sus detractores tienen libertad para dedicarse por completo a las columnas de chismes.

El ataque a WikiLeaks fue un ensayo general de la ofensiva contra la esfera periodística autónoma e independiente fundada en el derecho a informar. Todo esto queda clarísimo si se leen las airadas declaraciones de Mike Pence, ex vicepresidente de Donald Trump, en las que ataca el acuerdo de culpabilidad. Por supuesto, debemos tener cuidado de no caer en triunfalismos endebles. Mañana será otro día y tendremos que afrontarlo como venga.

En Italia, han contribuido a este resultado iniciativas como Articolo21, ReteNoBavaglio, Amnistía Internacional, los diversos Comités FreeAssange y los numerosos vídeos de mujeres artistas coordinados por la campaña “Mi voz por Assange”; así como personalidades culturales como Laura Morante y Davide Dormino con su escultura itinerante titulada ¿ Algo que decir?

El impulso detrás de estas iniciativas provino de la infatigable investigación y el trabajo profundo de la periodista y escritora Stefania Maurizi y del primer llamamiento lanzado por el Premio Nobel de la Paz de 1980, un argentino perseguido por la junta militar, Pérez Esquivel, en el que subrayó el gran poder contrarrestante de la opinión pública –con razón, según parece.

Publicado originalmente en https://ilmanifesto.it/julian-assange-e-il-contropotere-dellopinione-pubblica el 26 de junio de 2024