Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

FRANCISCO VILLA, EL GENERAL

El gran guerrillero Francisco Villa [1877-1923] (De la carpeta: Estampa de la Revolución Mexicana), 1947 Grabado en linóleo, autor ALBERTO BELTRÁN.

Dos mil veintitrés ha sido declarado el Año de Francisco Villa por lo que vale la pena recordar un poco su vida como revolucionario.

Una valoración científica de la personalidad y de lo que representó Francisco Villa la hizo el Maestro Vicente Lombardo Toledano en un discurso que pronunció en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión con motivo de la inscripción del nombre del Centauro del Norte en el muro de honor del recinto parlamentario.

Autor: Roberto Prado

En esa ocasión el Maestro Lombardo certeramente señaló que cada hombre y cada personalidad es producto de las condiciones materiales del momento histórico que le toca vivir, que para valorarlo se deben considerar los intereses de clase que cada persona defiende durante su vida. Nos dice que Francisco Villa fue, después de Morelos, ante el más grande guerrillero que ha dado nuestro país y que durante la Revolución Mexicana fue el representante de la enorme masa de proletarios rurales que ya existían en el norte de México.

Pero cuál fue el origen y la formación política de Villa. Casi todos los historiadores e historiógrafos se han puesto de acuerdo en que fue un joven que por azares del destino se convirtió en un bandolero, que con el paso del tiempo se sumó al movimiento revolucionario al que había convocado Francisco I. Madero.

Dicha aseveración es, desde mi punto de vista, completamente falsa. Revisando la historia de la segunda mitad del siglo XIX, encontramos a dos personajes que contribuyeron a la formación política e ideológica de Villa. El primero de ellos, Eraclio Bernal Zazueta y el segundo Ignacio Parra.

Eraclio Bernal Zazueta nació en El Chaco, estado de Sinaloa, donde estudió en sus primeros años de vida. A la edad de 13 años es trasladado a Durango donde continúa estudiando. Más, la repentina muerte de sus padres lo pone en manos de uno de sus tíos que lo lleva a vivir a una localidad minera encontrando trabajo en esa localidad. Ahí uno de sus compañeros asesina un capataz, pero con argucias acusa a Bernal del crimen; por lo que, a los 18 años es hecho prisionero y encerrado en una cárcel de Mazatlán.

El llamado Rayo de Sinaloa dedica las muchas horas de encierro a la lectura de Marx, Bakunin y Proudhon, que le es proporcionada por un emigrante español. De esa lectura Bernal se convence de que toda la riqueza es el producto del robo que realizan los ricos en perjuicio de los pobres. Cuando logra escapar de prisión se refugia en la Sierra de Durango, en las inmediaciones con Sinaloa y Chihuahua, a esa región hoy la conocemos como el triángulo dorado. Ahí Eraclio Bernal forma una guerrilla que luego se transforma en el Ejército Renovador, que tras el Plan de la Rastra emprende en 1885 la lucha contra la Dictadura de Díaz.

Para sobrevivir, Eraclio Bernal asalta diligencias de personas adineradas y haciendas de los grandes terratenientes, con lo que da de comer a su ejército y a apoya a las comunidades pobres de la región. Los hacendados y el gobierno, lo acusan de bandolero e inician una persecución, que culmina con su asesinato en 1888.

Antes de su muerte, Eraclio Bernal en 1883 recluta para el Ejército Renovador a Ignacio Parra de tan solo 13 años, había nacido en el año de 1870 en El Maguey, municipio Canatlán Durango y que, con una historia de vida similar a la del Rayo de Sinaloa, también se había puesto fuera de la ley de la dictadura.

A Parra Eraclio Bernal le transmite su ideología del anarquismo proudhoniano – bakunista, con tintes marxistas.

Luego de la ejecución de Bernal, Parra se pone al mando de la lucha contra la dictadura en Sinaloa y la Sierra de Durango. La lucha al mando de Ignacio Parra inicia 1888 y se prolonga por diez años más; sin embargo, como aun no maduraban las condiciones para que convirtiera en una verdadera revolución, el ejército federal de Díaz y todas las fuerzas armadas de Sinaloa, Durango y de los terratenientes lo persiguieron cada día, obligándolo a cometer muchos asesinatos. Finalmente una acordada de cuatro grupos de rurales logra cercarlo y asesinarlo en Puerto de la Paz, del estado de Durango, en el año de 1898.

Para ese entonces, y en tal solo dos años, como lo hizo Eraclio Bernal con él, Ignacio Parra trasmitió su ideología política a otro joven, que también había huido al triángulo dorado en virtud de las injusticias de la época. Ese joven que se sumó a la guerrilla de Parra en 1896 era nada más y nada menos que Doroteo Arango, quien a la muerte de Parra se traslada a la sierra que se encuentra entre la ciudad de Chihuahua y lo que en aquel tiempo era San Antonio de los Arenales, hoy ciudad Cuauhtémoc.

Arango forma su propia guerrilla para continuar la lucha. En Chihuahua es donde, en honor a uno de sus protectores, toma el nombre de Francisco Villa. Años más tarde se suma a las fuerzas de Pascual Orozco quien lo acerca a Francisco I. Madero. El resto es historia ya más conocida.

Como puede verse, la actividad de Bernal, de Parra y de la primera etapa de Villa, se encuentra muy lejos del bandolerismo. Fue una actividad de guerrilla, que bajo la influencia del anarquismo luchó contra el sistema impuesto por la dictadura de Díaz. Fue el germen de la gloriosa División del Norte.

Chihuahua, Chih., enero de 2023