Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

EL GRITO DEL PLANETA TIERRA

En este Siglo XXI del milenio 2000, nuestra casa grande está en llamas, una de sus criaturas, la inteligente, el ser humano, desde el siglo pasado dio muestras de su incapacidad para mantener limpia, este su hogar. Cada día, cada minuto que pasa la destruye, la contamina y construye su propia sepultura.

Por Enrique Díaz Terán Capaceta

En aras de una falsa felicidad, el humano, a través de los siglos ha creado modos de vida, modos de acumulación material y riqueza de unos cuantos, a costa de la carencia, de la necesidad de la gran mayoría, de los que producen esa riqueza y no les queda nada, los trabajadores, los asalariados, los que menos tienen, los pobres.

 En el mundo actual, el capitalismo neoliberal es más voraz y destructor que el capitalismo después de la Revolución Industrial. Ya en pleno siglo XX, después de la Segunda Guerra mundial, donde hubo millones de muertos y la detonación de las dos bombas atómicas en Japón por EEUU, fue un genocidio, ya que las secuelas de la contaminación de radiaciones aún persisten; las naciones participantes deciden a nombre de la paz mundial y los derechos del hombre y la autodeterminación de los pueblos, promulgar la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Mal se repartieron el mundo las grandes potencias económicas y militares, se les olvida las vidas que costo el holocausto y la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se aprontan a una nueva confrontación no declarada, la llamada Guerra Fría. Se desarrolla la carrera tecnológica y científica, armamentista, nuclear y espacial, entre el campo socialista y el campo capitalista.

Lo anterior llevó, a las grandes potencias, a expandir sus dominios a otras naciones más débiles para saquear sus recursos energéticos y otros recursos naturales que requieren para potenciar su poderío.

En la actualidad persiste el dominio económico, político y militar Unipolar, encabezado por el Imperio de Estados Unidos de América y la mayoría de los países europeos; el resto de países euroasiáticos y árabes encabezados por Rusia y China y que luchan por un mundo multipolar, inclusiva, libre y democrático, en contra del falso poderío del dólar, por el sustento del valor de la moneda de cada país, en torno a lo que hoy se llaman los BRICS, conformados por los países de Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica.

El pasado 22 y 24 de octubre se desarrolló la Cumbre de los BRICS en Kazán, Rusia, en donde el presidente de China, Xi Jinping, dijo que “el orbe experimenta cambios nunca vistos en 100 años, la situación internacional se entremezcla con el caos”. Vladimir Putin, presidente de Rusia, considero que los dos países (China y Rusia) son factores de estabilidad.

En la Cumbre número 16 de los BRICS ratificaron los miembros originales sus compromisos adquiridos en busca de generar un nuevo equilibrio en las relaciones económicas y políticas a nivel global; agregándose otros países como Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopia. Países en donde viven más del 50% de la población mundial. Asisten también los mandatarios de Venezuela, Bolivia y Cuba; los mayores productores de petróleo y de litio se hacen presentes junto a una docena más.

Con anterioridad, en una clara competencia planetaria por obtener más adherentes, los días 22 y 23 de septiembre pasado, se desarrolló la Cumbre del Futuro organizada por la ONU, en donde el presidente de la Asamblea General, Philémon Yang expresó: “… no debían de perder de vista los retos mundiales actuales, como la pobreza, el hambre y el sufrimiento de las personas atrapadas en los conflictos, violencia y privaciones.

Agregó; “Nunca debemos perder de vista a las generaciones futuras…” Yang, aplaudió el Pacto por el Futuro y sus anexos, el Pacto Mundial Digital y la Declaración por las Generaciones Futuras, la Reforma del Consejo de Seguridad, la Maximización del Potencial de la Inteligencia Artificial (IA) y otras tecnologías digitales… para erradicar la pobreza y desigualdad.

El Planeta Tierra grita sálvenme, auxilio, SOS, help en todos los idiomas; llora lágrimas de sangre por causa de la contaminación, el efecto invernadero, el cambio climático, los incendios forestales, la deforestación irracional y criminal, el ecocidio, por un capitalismo feroz y destructor.

Natalia Mendoza, Antropóloga y ensayista mexicana, nos dice que el término “zona de sacrificio” se usa para designar áreas geográficas que la industria extractiva devasta y contamina de manera irreversible. Zonas arrasadas por la minería a cielo abierto o la extracción de combustibles fósiles, donde ya no prosperan plantas ni animales y donde los riesgos para la salud humana son demasiado altos.

Mendoza, termina , con una descripción genocida y ecocida en ciernes, en torno a la Península de Baja California , en aguas marinas y en territorio nacional, instalación de plantas industriales de gasoductos para exportar a los países asiáticos del Pacífico, de capital gringo; caso similar al caso de la Planta de la muerte, de fertilizantes de capital alemán, en construcción en la Bahía de Ohuira, Topolobampo, al norte de Sinaloa, que al ser negado los permisos de construcción en sus países de origen por su alta toxicidad y peligro para las comunidades aledañas, buscan en otros países; con espejitos y oropel, corrompen a las autoridades y logran esos permisos.

Esos gasoductos ya están por tierra en el puerto de Topolobampo, vienen por todo el territorio nacional desde el imperio gringo, además de las instalaciones en proyección en el Golfo de California y aguas continentales de México. El imperio del norte sigue y extiende sus tentáculos de apropiación de nuestras riquezas naturales, territorio y aguas.

Esperemos que los 100 compromisos de Claudia Sheinbaum, presidente de México, empiece a cumplirlos en Sinaloa, desde el Faro Natural más grande del mundo, que alumbra sus primeros pasos, y sus playas libres; hasta la Bahía de Ohuira y los pueblos originarios Yoreme - Mayos dueños ancestrales de territorio y aguas. De la misma manera, la ONU y los BRICS, respeten y cumplan sus dichos, por la Paz Mundial y la autodeterminación de los pueblos. Tenemos derecho a insistir. Así sea.