Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

¡10 DE JUNIO NO SE OLVIDA!

por Enrique Díaz Terán Capaceta

Todo emerge del pasado como de la bruma

Todo queda lejos, pero no se olvida. 

Alvydas Slepikas 

Este 10 de Junio se cumplen 51 años de otro crimen de Estado cometido por el gobierno mexicano, del antiguo régimen priista, en contra del pueblo, mayormente estudiantes y maestros universitarios; pero también de grandes sectores populares solidarios con las demandas de los primeros: La democratización de la educación pública, la libertad de reunión y manifestación, la libertad a los presos políticos, entre otras.

Lo anterior es considerado como el segundo magnicidio cometido contra el pueblo, después del 2 de Octubre del 68, en el siglo pasado; crímenes cometidos por los cuerpos policiales, el Ejército, paramilitares (como los Halcones) de gobiernos priistas, encabezados por Gustavo Diaz Ordaz y Luis Echeverria Álvarez, presidentes de la República, respectivamente. 

El inicio de esta nueva atrocidad se da en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), cuando a principios del mes de Junio de 1971, tras una manifestación pacífica de estudiantes que demandaban democracia en la Universidad, la respuesta del gobierno del Estado fue la represión, golpeando y encarcelando a muchos manifestantes; provocando de inmediato la solidaridad universitaria en la ciudad de México, lo que desemboca en la segunda gran masacre estudiantil del Jueves de Corpus Christy.

Lo anterior fue el preludio de una gran movilización nacional, estudiantil y popular. La organización y lucha de los diferentes sectores de trabajadores, se hizo presente ante el cúmulo de agravios, golpes y pobreza, sobre todo la falta de libertades sociales, políticas y democracia. 

Así como en la UNAM, IPN, escuelas Normales o en la UANL, en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) se dio un proceso de organización y lucha por democratizar la Institución, ante las imposiciones de Rector y de directores en las Escuelas y Facultades, por un órgano llamado Junta de Gobierno sin tomar en cuenta al estudiantado. 

En la UAS, ante la imposición por la Junta de Gobierno, del Rector Gonzalo Armienta Calderón, sinaloense avecindado en el antiguo D.F. por muchos años, el estudiantado que ya traía sembrada la semilla de la democratización de la educación pública, por los movimientos del 2 de Octubre y del reciente 10 de Junio, “El Halconazo”, se lanzaron a la organización y a la manifestación de calle y lugares públicos en contra de la imposición.

Después de muchas marchas y represiones, combates de calle cuerpo a cuerpo contra los gorilas de Armienta Calderón, policías estatales y halcones sinaloenses, por defender la Autonomía y la Democracia universitaria, llega el día fatídico: el 7 de Abril de 1972. Ese día caen asesinados los estudiantes preparatorianos María Isabel Landeros y Juan de Dios Quiñones, frente al Edificio Rosalino. 

Como dijera el poeta universitario Juan Eulogio Guerra Aguiluz: “Dos Varitas de Nardo que caen al amanecer”. Por cierto, recién se cumplieron 50 largos años en espera de Justicia. De la misma manera desespera la ausencia de castigo de todos los responsables de estos crímenes de Estado, como el del 2 de Octubre y del 10 de Junio, para que no sigan en la Impunidad. 

El día de esta tragedia universitaria, el espúrio Rector renuncia a su cargo, coronado de sangre inocente. El sepelio de las víctimas fue apoteósico, de magnitudes nunca antes visto en tierras sinaloenses. Los estudiantes y el pueblo de Culiacán volvieron a tomar las calles en un estado de duelo, de indignación y de esperanza. El líder universitario Rodolfo “Chichi” Meléndrez no se cansaba de gritar, con voz de trueno al Gobernador: “Alfredo, Alfredo Valdez Montoya, ¿dónde te podrás meter, que no llamen a tu conciencia Juan de Dios y María Isabel?

Compaginando estos tres hechos sangrientos, 2 de Octubre, 10 de Junio y 7 de Abril en las luchas estudiantiles y populares, entre muchas más, por democratizar la vida universitaria y el País, se llevaron a cabo manifestaciones pacíficas, en un marco legal insuficiente, teniendo como respuesta del Estado, el uso de la fuerza, la represión, el encarcelamiento y el asesinato. 

Lo anterior abrió una nueva etapa de lucha estudiantil popular, la lucha armada contra este régimen opresor. Sucesos que posteriormente se presentaron en el resto de la década de los 70s. Este momento es otra historia para contar más adelante, pendientes. 

 Este modesto escrito sirva como homenaje a toda la juventud rebelde y estudiosa. Y la inspiración del poeta mazatleco por adopción Eulogio “el Locho” Guerra Aguiluz: Elegía para dos soles. La muerte de un estudiante/ no es una muerte cualquiera/ Es el paso de la luz/ por el ojo de una estrella/ Es muerte de girasoles/ alumbrando las conciencias. 

¡No al olvido!  La lucha sigue.