Sinaloa México
EDITORES / GUILLERMO SANDOVAL G / M ROCÍO SÁNCHEZ B

La matanza de los yaquis rendidos en 1868

Lomas de Bácum. El artero asesinato de más de 120 prisioneros yaquis dentro de la parroquia de Santa Rosa de Lima en la cabecera municipal de Bácum (Lago o agua estancada) ocurrió a las 9:30 horas de la noche del martes 18 de febrero de 1868.

Este acto genocida lo ordenó el coronel Próspero Salazar Bustamante, quien, días antes, enfrentó primero en batalla a un grupo de yaquis, matando a 33 cuando huían por entre el monte en franca retirada.

En esa acción capturó vivos a otros 33 combatientes en las cercanías de la comunidad de Cócorit (chiltepín) Río Yaqui, perteneciente al municipio de Cajeme.

Hasta ese lugar, llegaron 600 yaquis para rendirse, buscando paz. Estaban abatidos, cansados, hambrientos, enfermos.

El jefe militar ordenó los tomaran prisioneros y fueron amarrados de manos y pies y obligados a hincarse.

Con la orden de entregar sus armas a cambio de liberarlos, los vencidos sólo le presentaron 48 fusiles viejos.

Aquel trágico martes 18 de febrero de 1868, el coronel Próspero Salazar dejó su campamento en Cócorit y marchó con los prisioneros bordeando el Río Yaqui, hasta la iglesia de Santa Rosa de Lima, distante a 25 kilómetros.

Dentro del templo construido de madera y adobe fueron encerrados. Ahí permanecieron durante todo el día de luz, porque al caer la noche, los indefensos yaquis serían abatidos.

A las 9:30 de la noche de ese martes 18 de febrero de 1868, el jefe militar, plantado en la plaza pública, interrogó al primero de 10 keshymos (líderes yaquis), amarrados de manos y pies y colocados de rodillas por las armas.

Los gritos del militar se escucharon de nuevo, ordenándoles entregaran sus armas.

Ya habían depuesto los 48 viejos fusiles. No había más armas.

Ante el silencio, Próspero Salazar se encolerizó y descargó su fusil en la cabeza del primer késhymo. Luego sobre el segundo. Siguió el tercero. Hasta asesinar a los 10.

“Nadie quiere recordar este acto de salvajismo y crueldad de la soldadesca mexicana”, señala Juan Reyes Ruiz, historiador y analista de los movimientos de la etnia, “si el gobierno lo calla, yo lo grito, por la injusticia cometida contra la etnia de donde proceden mis raíces e identidad”.

Vecino de la iglesia de Santa Rosa de Lima, Juan Reyes, detalla que después de acabar con los 10 líderes yaquis, en la plaza pública, los soldados levantaron sus armas y apuntaron hacia el templo esperando la orden del Coronel Salazar.

“Mire, he recogido durante años de mí trabajo e investigación social con los yaquis de Loma de Bacum y otros pueblos, diversas crónicas. Todas coinciden, en que, dentro de la iglesia se encontraban mujeres, madres con sus hijos pequeños, niños, jóvenes y hombres adultos”, señala el historiador.

“Los soldados recibieron la orden de abrir fuego con sus armas contra el templo que además fue incendiado intencionalmente por ellos mismos, por los soldados”, puntualiza.

“Las valiosas aportaciones de Raquel Padilla Ramos o de Christian Cruz, entre otros más, no detallan los testimonios que he logrado acumular de los yaquis y que han pasado de generación en generación por tradición oral”, aclaró.

Sin apartarse del tema, señaló que los yaquis prisioneros comenzaron a caer abatidos por los disparos, mientras otros más morían quemados por las llamas, incendio provocado adrede por los soldados.

El saldo fue de 150 yaquis asesinados, entre hombres, mujeres y niños.

“Fue la matanza de los yaquis rendidos, de los yoremes vencidos”, precisó el historiador.

“Quiero decirle que de acuerdo a la tradición oral que guardo de varios yoremes, la sangre de los muertos llegó hasta donde ahora se encuentra ese estadio de béisbol. Alrededor del templo quedaron las tumbas de quienes murieron ese día, y sobre los sepulcros, hoy se ven casas y negocios”.

 

CON CULTURA, A LA CONQUISTA DEL IMPERIO YORI

Luciano Espinoza Escalante, vecino de Loma de Bácum Río Yaqui, Sonora y coordinador de los Danzantes Yaquis del Venado, se pronunció por el rescate de este valor y su identidad.

Con destacada participación en Brasil, durante los juegos olímpicos en 2016, a invitación de la embajadora Beatriz Paredes Rangel, participaron con la Danza del Venado que, por su grandeza, fue aplaudida en diversos foros durante 10 días de divulgación cultural.

 

TRADUCCIÓN DEL YAQUI AL ESPAÑOL

“Sime umeé baatoím, teopon intoó umeé cobanon katóa into yoó luturiak emo tetemaé”.

“La gente que está al mando de la iglesia y las autoridades nunca han querido a rescatar ese valor cultural”, consideró.

“Sime u lutiria emóo nakulia sime umé ka itobenasi nokame te kaita betehibo a tamsuale ume abejam federal, estatal into municipalta inibejan luturia chuktasime”

“Como los tiempos van cambiando, el influyentismo federal, estatal y municipal hacen que nuestra cultura pierda la esencia, me refiero a los jóvenes, que por ese lado nos revierten otras ideas para acabar con nuestra cultura a través de intereses económicos hacia los pueblos”, expuso.

“Ume itom usimbea itumakan taarú uka yóo luturiata laulautia umée itom joskainiki pueblompo´o”.

“Ejemplo de lo que te digo, son los saqueos culturales, trabas del gobierno y con ello, se van perdiendo las raíces poco a poco, porque las autoridades se enfocan en el recurso que da el gobierno para beneficio de unos cuantos”, manifestó.

“Inibéjam itom noki bea uteata tarusime uúmeliopolulabea te´e kaamu jeineeya´a”.

Frente a la parroquia de Santa Rosa de Lima, donde hace 150 años mataran a sus antepasados rendidos y sobre ese suelo donde yacen sus cuerpos sepultados, Luciano Espinoza Escalante dijo:

“Ahorita, en estos tiempos, para la tribu Yaqui, ya no es la flecha ni el arco, sino a través del papel, lápiz y pluma (acuerdos firmados) el método del gobierno en su política antiyaqui que viene siendo del propio gobierno y es por eso que estamos perdiendo la esencia de ser yaquis o indios nómadas”.

“Uú ley yoói itom luturia coobasimé quialecúm uú jiaki te´e sime´e emó te uútea toané uú sime´e saila jiaskra”.

Con esperanza comentó: “hay un Dios, pero también está el Dios Sol, la Madre Luna, los Hermanos Estrellas y la vida misma del Yaqui, que hacen lo posible o lo imposible para permanecer junto con la naturaleza propia del destino”.

“Bweituk itom achai yo´owe ta´aa la mecha, into itom saila chokim itón utteata makne yoó luturiata te utea jipusakané”.

“De ahí nace la danza del venado que con mucho orgullo, hoy en día, niños, jóvenes y adultos ejecutan esos movimientos propios de la vida y de la muerte”, afirmó.

U´u maso anwame junuen te a teswane uka yoota masóta te jiba betchibo te a jipune sime jiakim nau luturiakai u´u ye yoorimuwa ta betana”.

Expuso en su mensaje cultural: “Dios dijo a la tribu Yaqui que mientras tuvieran fe en Él, aunque haya otras personas ajenas que promuevan el exterminio, Dios nos amparará de todo mal, porque Dios único es la esencia en el cuerpo del Yaqui que nos puede castigar de muchas formas y sólo Él podría quitarnos nuestra cultura y la vida”.

“U´u achai ola´a intonn jiakim wata inta´am aniatoane umé usin make itóm ania u itom yo´o we iton anepo takapo itom koko sijone u apo yo´o we itom a urane uka jiapsita urane into´o itom yo´o luturiata”.

 

LA FE NOS MANTIENE UNIDOS: PÁRROCO SERGIO RICARDO MAGAÑA ÁLVAREZ

A 400 años de distancia, fecha en que arribaron a Bácum Río Yaqui Sonora, los evangelizadores jesuitas Andrés Pérez de Rivas y Tomás Basilio, “la fe sigue manteniendo unidos a yoremes (indios yaquis) y yoris (blancos o quienes no son indios)”.

El padre Sergio Ricardo Magaña Álvarez sostiene también que la etnia yaqui tiene sus firmes convicciones y junto con ellas, en sus usos y costumbres se encuentra Dios, como figura principal de su inspiración.

 

LOS YAQUIS PERDIDOS EN YUCATÁN

El párroco de la iglesia de Santa Rosa de Lima, originario de Mérida, Yucatán, y también acucioso investigador de la historia de los yaquis, afirmó que prácticamente ya no quedaban raíces de quienes fueron deportados hacia aquella península del Caribe.

Recordó que con Porfirio Díaz fueron desarraigados de su tierra y trasladados en tren a partir de 1890, con la finalidad de que no se interpusieran en los intereses de particulares y del gobierno.

“Los yaquis, ciertamente son un pueblo guerrero, eso nadie lo niega, pero hay que aclarar una cosa, ellos sólo han peleado por lo que legítimamente les corresponde y a lo que por ley tienen derecho”, destacó.

“Quiero enfatizar que ellos, los yoremes yaquis, únicamente se han defendido de quienes pretenden hacerles daño o arrebatarles su patrimonio”, puntualizó.

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