El desplazamiento de las mujeres en la ciudad.
Autora: Florina Olivarría.
La calle, lugar público por donde transitan las personas, ese espacio de encuentro que viven de manera diferente las mujeres y los hombres. Para las mujeres es siempre un antes que se planea que implícitamente esta el cuidado de sí misma y el presente en el que se desplaza. Considerar si irá sola o acompañada con otras de su género en las que pueden ser jóvenes, niñas, mayores o de su edad. Porque indudablemente con cada una, las percepciones de los transeúntes varían sobre ellas. Si lo hace con una niña o una joven, se podrá indicar que será una madre soltera o una mujer con compromiso o relación de pareja. Si va con una persona adulta mayor, se le verá como una “mujer-hija” que acompaña o cuida a su madre.
Pero si va con mujeres de su edad, se podrá pensar que son un grupo de amigas en el mejor de los casos, que, en otro tenor, se hablará de ellas como mujeres locas sin quehacer, que deberían estar en casa cuidando o atendiendo a los hijos e hijas y/o al marido. Pero si van solas la cuestión se convierte en un asunto mayor para ella. Ahí entra el cómo vestir para no >provocar a los demás< la elección de un atuendo donde los cuerpos se conviertan en invisibles, no usar ropa entallada, sin escotes y una serie de estereotipos para no ser considerada un cuerpo objeto al que cualquiera tiene derecho a piropear, rozar, toquetear, abusar y más. Y para no ser una coqueta, provocativa, mujer de la calle y otros epítetos descalificativos. Además, si va a salir de día o de noche, si lo hará a pie o en algún vehículo.
Otra cuestión, son las rutas por donde transitar: calles y avenidas principales. Callejuelas, pasadizos, puentes, zonas vehiculares, peatonales, zonas comerciales, centro de la ciudad, parques, oficinas y casas habitacionales. Las mujeres trazan rutas, hacen mapas mentales por dónde pasar o no. Considerar los puntos de riesgo, de peligro como los lotes baldíos, oscuros, solos. Donde ocurren asaltos, levantones, feminicidios.
Cuestiones que un hombre jamás podrá contar, porque la calle no se vive de la misma manera que las mujeres; el ser mujer conlleva una connotación de género que implica otras categorías. Como abordar el miedo que atraviesa la acción y movilidad de las mujeres, donde se buscan formas de resistencia y sostenimiento para la sobrevivencia y la existencia misma. Tomar conciencia de la calle, como espacio público es tomar la calle es apropiarnos de ella. Porque a final de cuentas, si la calle es de todos, “la calle es nuestra”.
Florina Olivarría.
18 de febrero de 2022.