Cartografía del miedo: espacios de riesgo para las mujeres
Cuando hablamos de cartografía del miedo nos referimos a los espacios por donde las mujeres transitan, espacios de la calle que aluden a lugares que en determinado horario se convierten en espacios de riesgo como las paradas del transporte público. Paradas lejos o cerca de zonas comerciales, fuera o dentro de espacios habitacionales, en colonias populares, zonas conurbadas donde las mujeres experimentan el miedo a ser agredida, acosada o desaparecida.
Autora: Florina Olivarría
Espacios ubicados en diferentes puntos de la ciudad que se relacionan con los cuerpos de las mujeres, que por otro lado constituyen territorios corporales que cuentan una historia, ya que las estadísticas nos señalan que las mujeres viven más de una violencia en el transcurso de su vida.
La infraestructura de estos espacios en el mejor de los casos cuenta con una banca para sentarse, mientras están a la espera de su camión y un angosto techo que no les resguardan de las inclemencias del frío o calor o lluvia. Lugares que no tienen adscrito un directorio telefónico a donde las mujeres puedan llamar en caso necesario. Un mapa para la ubicación exacta donde se encuentran y la señalización de centros a mujeres víctimas de violencia; cámaras de vigilancia que garanticen la seguridad de sus desplazamientos. Tampoco cuentan con iluminación propia dependen del alumbrado público sobre todo en paradas ubicadas, en zonas marginales como las colonias populares, que, sería hablar de mayores riesgos.
Mujer y territorio dos categorías que se unen para hablar de las diversas violencias que ocurren a las mujeres, en estos espacios geográficos de la ciudad. Violencias que se manifiestan en el cuerpo de las mujeres, territorio que da cuenta del miedo, las sensaciones y emociones que este produce dejando su registro en la cuerpa.
La cosificación de la mujer como objeto, al que se le atribuye como algo propio, donde cualquier transeúnte se adjudica el derecho de abordarte, por el solo hecho de ser mujer y encontrarte sola en esos sitios. Espacios desprovistos de seguridad a donde las mujeres acuden a tomar su camión a sus centros de trabajo, escolares y de salud, en horarios de la mañana o de la noche. Lugares que se convierten en territorios de miedo. Nada más terrorífico que un coche pare frente a ti, para ofrecerte un raite y te encuentres sola en ese lugar o alguien vaya tras ti. Entonces sin que tú lo pidas sobreviene la reacción del cuerpo. las mujeres pasan a tener un cuerpo en vulnerabilidad y la indefensión inminente de sí mismas.
Las paradas a orilla de carreteras en lo despoblado, por donde transitan vehículos, personas en tránsito, los convierten en zonas liminales o lugares fronterizos. Espacios donde ocurren múltiples violencias como la desaparición de mujeres. Trasladarse de un lugar a otro, es un espacio liminal o espacio intermedio como son lo son también los aeropuertos.
Las mujeres recurren a crear sus propias estrategias de sobrevivencia como el hecho de tomar juntas el transporte público. En el caso de las estudiantes de secundaria, son las madres quienes montan guardias en los centros escolares, se turnan para llevarlas a las escuelas a la hora de la entrada o salida: otro recurso utilizado por las jóvenes universitarias es el de usar ropa holgada, vestir de hombre y asumir actitudes masculinas, testimonios de mujeres expuestos en las redes.
Este problema es una cuestión que atañe a gobiernos e instancias correspondientes, como los institutos municipales y estatales que deberán seguir los ordenamientos internacionales de ciudades inclusivas (ONU) y la perspectiva de género con el fin de erradicar la violencia de género, en los espacios públicos fijos como lo son las paradas de camiones.
Autora: Florina Olivarría.
21/02/2023